Cristobalina Barría disfruta estar en la huerta hurgando la tierra con la coa o el azadón. Con mucha seguridad y tono fuerte, asegura que uno de sus oficios favoritos es preparar el suelo para que el arroz y el maíz germinen.
También disfruta alimentar a las
gallinas. Desde hace un año gestiona una Escuela Campo a través de Redes de
Familia, programa que impulsa el Ministerio de Desarrollo Social (MIDES) para
que las mujeres rurales produzcan su propio alimento.
De acuerdo con la Organización de
las Naciones Unidas (ONU), las mujeres rurales, en promedio, representan algo
más del 40% de la fuerza laboral agrícola en los países en desarrollo.
En Panamá, más de 7 mil mujeres
del programa Redes de Familia están desarrollando proyectos agrícolas y
avícolas con resultados satisfactorios. Cristobalina es una de ellas. En apenas
mil metros de tierra, esta mujer coclesana ha logrado cosechar 1,500 mazorcas
de maíz, 50 libras de frijoles, 220 libras de pepino, cuatro (4) quintales de
arroz orgánico, 270 libras de ñame y 13 cabezas de plátano, entre otros
alimentos de primera necesidad.
También tiene una granja avícola
con 40 pollos y gallinas ponedoras para la venta de postura.
Cristobalina se interna en las
parcelas desde muy temprano y sale en la tarde con las botas enlodadas, las
manos cenizas y la cara quemada por el sol, pero con la satisfacción de que
este pedazo de tierra le provee lo necesario para vivir: la comida de todos los
días.
En esta mañana soleada se ha
preparado para cosechar arroz. Con la ayuda de otras mujeres que utilizan
cuchillas, Cristobalina se dispone a cortar el grano. Tras unos minutos ha
logrado obtener un mazo de arroz que lo servirá en una comida caliente en la
mesa de su familia.
Esta mujer coclesana de mediana
estatura hace hincapié que, aunque su esposo Alexis Pimentel le ayuda, no hay
diferencia entre el trabajo que él hace y el que ella realiza en el campo.
“Aquí trabajamos por igual, lo
importante es que, en equipo, logremos cumplir con la meta”, dijo con
entusiasmo.
Con estas palabras deja por
sentado que mujeres como ella están preparadas para asumir un rol protagónico
en la agricultura de subsistencia, y que los estereotipos que encasillan a la
mujer a las tareas domésticas de la casa, son cosas del pasado.
Lo interesante es que este
emprendimiento se desarrolla en la comunidad de Paseo Real, en el corregimiento
Colmena de Toabré en la provincia de Coclé, que presenta una incidencia de
personas en situación de pobreza del 69.9%, de acuerdo con el Índice de Pobreza
Multidimensional (IPM-C) a nivel de distritos y corregimientos elaborado por el
Gabinete Social del MIDES.
Las más de 200 Escuelas Campo
repartidas en todo el país (conocida también como parcelas demostrativas)
abordan dos temas principales: promover una agricultura sostenible y lograr
cultivos amigables con el medio ambiente.
En la provincia de Coclé se
desarrolla el programa Redes de Familia en cinco (5) distritos y 14
corregimientos. Un total de 722 familias se han beneficiado de los proyectos
cuya inversión ascienden a 193 mil 920 balboas.
En la Escuela Campo, Cristobalina
aprendió que la yuca se siembra con un metro de distancia, que entre cada
planta de ñame debe haber una distancia de 50 centímetros y que las matas de
plátano se siembran con tres metros de distancia entre cada una.
Sin duda, los cursos que recibe
Cristobalina también le están enseñando temas puntuales como los efectos
perjudiciales que tiene el uso de sustancias químicas en los suelos y cultivos,
y la importancia de contar con técnicas de alto rendimiento y el acceso a
semillas certificadas que garantizan buenas cosechas. Además, a desarrollar
abono orgánico a partir de gallinaza, melaza, hongos, microorganismos como la
trichoderma, estiércol, jugo de caña y maíz germinado, entre otros.
Proyecto que empodera a la mujer rural
Para la ministra del MIDES, María
Inés Castillo, lo que está sucediendo en la comunidad coclesana de Paseo Real
es una muestra de que se puede lograr una movilidad social, que permitirá
migrar del asistencialismo a proyectos sostenibles.
“Lo que estamos haciendo con
Redes de Familia es transferir conocimiento, herramientas y recursos a mujeres
rurales que tienen parcelas. Con estos proyectos estamos preservando la
seguridad alimentaria del país y la estamos empoderando para que sean protagonistas
de su propio desarrollo”, enfatizó Castillo.
Agregó que el trabajo que
desarrollan las mujeres rurales pone de relieve el papel esencial que
desempeñan en los sistemas alimentarios, que garantizan comida para los
pobladores de las áreas de difícil acceso.
Por su parte, la Secretaria
Técnica del Gabinete Social, Onelia Peralta, explicó que el MIDES, a través de
Redes de Familia, transfiere activos productivos, asistencia técnica y
acompañamiento a familias que viven en estado de vulnerabilidad.
“Como responsable de la política
social, el MIDES está implementando con éxito el proceso de fomento del capital
social, lo cual incorpora un fuerte componente de inclusión productiva a través
de Redes de Familia”, indicó Peralta.
En tanto, el coordinador de
proyectos de Inversión Social del MIDES de Coclé, Polidoro Pinzón, recordó que,
con las Escuelas Campo, el Gobierno Nacional está volteando su mirada a las
áreas de difícil acceso, donde se concentran un gran número de panameños y
panameñas que requieren de la asistencia estatal para mejorar su calidad de
vida.
Aseguró que estos proyectos están
transformando la agricultura de subsistencia, prueba de ello es que mujeres
como Cristobalina están produciendo alimentos para su familia y logrando
excedentes para venderlos. De hecho, lo están haciendo con buenos resultados.
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